Todavía recuerdo el cuadro que colgaba de la pared, el pequeño jarrón de la esquina que compré a las dos semanas de mudarme, la muñeca que encontré en Barcelona, la alfombra que mullía el suelo, la lámpara suspendida del techo, el armario con la ropa, el despertador sobre la mesilla, la cama que tan dulces sueños me había regalado, el gran espejo…
Del espejo aún quedan pequeños fragmentos por el suelo. Es bueno que estén ahí. Confirman que ha sucedido. Que no estoy soñando. ¡Ya quisiera! (...)
Ángeles Mesías Pesqueira,
1º Bach.